La Sociedad sabe que para erradicar la violencia de género es imprescindible un cambio
cultural, pero también estructural entonces ¿cómo la sociedad puede contribuir a disminuir la
violencia estructural? Un buen punto de inicio es el reconocimiento de los efectos negativos de
ciertas normas sociales. Desafiar, las convicciones y convenciones que promueven la violencia
estructural en nuestra sociedad puede generar el cambio necesario hacia un contexto más
inclusivo. Y a nivel colectivo, los movimientos sociales pueden promover e idealmente iniciar
los cambios que sean de beneficio a toda la población, sin exclusiones de ningún tipo.
Al mismo tiempo, debemos ser conscientes que toda modificación a las normas sociales es
objeto de algún grado de resistencia pues esto podría afectar los intereses de minorías con
poder, generalmente poder económico o político. A pesar de ello, promover estos cambios,
desde el nivel individual y colectivo, es importante para lograr la meta final de la erradicación
de la violencia estructural. Pero hasta lograrlo el estado debe asistir y acompañar de manera
efectiva a quienes estén en esa situación. Las mujeres, las niñas, los niños, las compañeras
trans continúan ingresando en esta triste estadística cuyas cifras no descienden
independientemente del color partidario de quienes nos gobiernan.
La dolorosa realidad que muestran los números sostenidos en el tiempo, conforma una
problemática estructural que excede los vaivenes de la política y la economía de nuestro país.
Esto implica la necesidad de cambios urgentes, drásticos, federales e interdisciplinarios en el
abordaje de las violencias que, como decimos cada mes, son multicausales.
Si bien las desigualdades y los problemas que vivimos como sociedad nos afectan en forma
transversal, la violencia de género se mantiene como una constante, independientemente de
las circunstancias políticas. El patriarcado sobrevive año tras año a través de sus expresiones
más crueles: los femicidios, la trata, los abusos sexuales.
Por esto, continuamos exigiendo una mayor protección y acompañamiento a quienes
denuncian, un seguimiento efectivo de las medidas cautelares dictadas y un exhaustivo
relevamiento sobre la ejecución de la Ley de Educación Sexual Integral que trabaja en la
prevención y el cambio cultural y estructural necesarios para la erradicación de la violencia de
género en nuestra sociedad.
Se puede salir de situaciones de violencia si construimos redes de contención y aplicamos
políticas públicas que respondan a las leyes existentes para lograr, de una vez por todas,
disminuir los índices de violencia sexista en nuestro país.